En una de las sesiones de hide, esperando a las currucas, apareció en la charca esta fiera. Dió un par de vueltas a toda la orilla dando zancadas sigilosas con una actitud acechante que me impresionö. Devoró una rana grande y un par de cosas más que no pude ver, se bañó, y se fué como había venido. Me llamó mucho la atención la fuerza de su mirada de fiera, y esa actitud de predador oportunista e implacable que le hace tener hasta «cara de malo».
La imagen está recortada por los lados para darle formato vertical (la altura es la original).
Garcilla feroz